segunda-feira, 15 de agosto de 2011

La destrucción de la vida: El Calentamiento Global

  La atmósfera de la Tierra se está calentando. Desde 1975 la temperatura promedio de la superficie terrestre ha subido medio grado centígrado, llegando a los niveles más altos registrados en un siglo. Lo peor es que seguirá subiendo. De acuerdo con las proyecciones de los científicos , se espera que para el año 2100 la temperatura terrestre se haya incrementado entre 2 y 6 grados.
En efecto, se ha identificado como la principal causa del calentamiento el efecto invernadero creado por la emisión de gases que se acumulan en la atmósfera e impiden que se disipe totalmente en el espacio el calor producido por la radiación del sol. Se trata de un proceso natural que mantiene la temperatura de la tierra en niveles que permiten la vida. El problema es que con el gran aumento en el uso de combustibles en la industria, los automóviles y los procesos productivos de la sociedad moderna, el volumen de gases emitidos ha sobrepasado los límites del proceso natural, generando así el calentamiento global.
  Las consecuencias pueden ser tan desastrosas que pondrían en peligro la subsistencia misma de la especie humana sobre la Tierra. No tanto por los desastres naturales como huracanes o inundaciones, puesto que todavía no existe la suficiente evidencia científica que demuestre la relación de causalidad entre el calentamiento global y estos desastres. Pero sí por dos fenómenos que ya están comprobados. El primero es el desplazamiento de las zonas climáticas hacia los polos que produce severos cambios en los ecosistemas. Por ejemplo, en los países de la zona ecuatorial se disminuiría el abastecimiento de agua y se deteriorarían los suelos agrícolas, pudiendo llegar inclusive a la desertificación de tierras que hoy son fértiles. El segundo es la subida del nivel del mar por el deshielo de los polos.
  Tal panorama apocalíptico es el resultado cierto de un modelo de desarrollo caracterizado por el uso irracional, el desperdicio y la destrucción de los recursos naturales, y orientado a la satisfacción de las necesidades presentes sin reparar en las consecuencias para el futuro. Modelo que desafortunadamente parece seguir imperando en la actitud de los gobiernos de los países más desarrollados. Así lo demostraron Estados Unidos, Japón, Australia y Canadá al hacer fracasar la cumbre ecológica de La Haya, que había sido convocada para avanzar en la aplicación del protocolo de Kyoto de 1997, por medio del cual todos los países del mundo se habían comprometido a reducir las emisiones de gases invernadero hasta un nivel 5 por ciento inferior al registrado en 1990.
  El fracaso se esta cumbre ha sido calificado como una derrota para la humanidad.
Fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-1294965

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